Esto lo escribí antes del debut. Me fastidiaba que hubiese gente comprando cosas que considero intrascendentes en sí mismas, pero lo entendía como parte de la necesidad de agarrarse a algo. Ahora bien, que después de lo de ayer todavía haya quien habla de brotes verdes... me parece acojonante.Juca escribió:No pretendo faltar al respeto a nadie, ni muchísimo menos. Pero es alucinante el nivel de desesperación y frustración en el que nos encontramos. De la noche a la mañana pasamos de estar acojonados y cabreados por la llegada de un entrenador sin experiencia, a abrazar la ilusión e incluso creer que el nuevo técnico puede mejorar tal o cual aspecto. Todo en base a palabras. Palabras, palabras, palabras.
Sé que esto pasa siempre, que el aficionado no puede hundirse en el desánimo mientras haya esperanza matemática posible; pero personalmente no deja de asombrarme. Que Seedorf hable bien, que tenga carisma, buen discurso, capacidad de liderazgo o prestigio no va a hacer que nuestros porteros paren más, que nuestra defensa y nuestro mediocampo se agrupen cuando no tengamos el balón, que nuestros laterales dejen de dar vergüenza, que el equipo conozca los puntos débiles y fuertes del rival y esté preparado para contrarrestarlos, etc.
Esas cosas son las que verdaderamente necesitamos y se consiguen con conocimientos e inteligencia racional y emocional para aplicarlos. Ni una sola de esas cosas, ni siquiera en un porcentaje mínimo, se consiguen con lo que Seedorf ha podido mostrar hasta ahora, que es únicamente a través de discursos bonitos (suyos o de otros) y currículum como jugador. La realidad es que no sabemos si tiene la destreza que precisa esta misión, destreza que por cierto debería ser de alto nivel porque tiene apenas unos días para ponerla en práctica y un margen de error bastante reducido. Seedorf no tiene tiempo para equivocarse, no tiene tiempo para aprender sobre la marcha. Estamos en febrero, no en julio.
No daría por hecho que el prestigio de Seedorf vaya a suponer un respeto estable y sólido en ese vestuario. Los entrenamientos, los partidos, los viajes, las concentraciones, son muchas horas. El prestigio está bien como complemento si va acompañado de sustancia, pero si no hay nada detrás no tardará en caer e incluso resultará contraproducente (nadie soporta a alguien que vive sólo de su nombre). Si le añade conocimientos, los jugadores le van a respetar; si es un ignorante, se darán cuenta en dos días y se reirán en su cara. Ahora mismo tenéis en Primera División ejemplos de técnicos que como futbolistas no hicieron ni un 1% de lo que logró Seedorf, pero que son respetados en sus vestuarios por lo que han demostrado como entrenadores. Y por supuesto, de antiguas estrellas que fracasaron en el salto al banquillo, o de charlatanes que no saben más que vender humo, está el fútbol lleno.
Admito que no me gusta el tufo de marketing que tiene todo esto. Me hace desconfiar, mucho. Su agencia de representación se comporta de una manera cuanto menos cuestionable, poco profesional, cero respetuosa, demasiado agresiva. Seedorf repite que hay que dar oportunidades a los entrenadores jóvenes, que la experiencia no es fundamental, que si Zidane esto y lo otro; y quizá tenga razón. Yo le habría preguntado por qué tanta prisa en empezar directamente en el primer nivel, sin buscar aprender durante cierto tiempo como técnico ayudante o en categorías más bajas. Creo que nadie pondrá en duda que si hubiese querido seguir ese camino, que otros con tanto caché como él siguieron antes, habría tenido puertas abiertas en muchísimos sitios; y haciendo bien las cosas, precisamente el prestigio que se ganó como futbolista le habría ayudado a gozar de confianza y estabilidad en lugares modestos y a dar saltos poco a poco hacia cotas más elevadas. Él está dispuesto a jugárselo todo a una carta. En cualquier juego, eso sale bien si eres buenísimo o si tienes una cantidad desmesurada de suerte. A veces incluso necesitas ambas.
Dicho esto, que me parece sencillamente objetivo y razonable, alejado de la ilusión facilona por la novedad y la palabrería, a tope con él. Espero que sea un buen entrenador para la situación en la que está el Deportivo, aunque eso no lo sabemos nosotros, ni quien lo ha traído, ni probablemente lo sepa él mismo, dado que no se ha visto en estas circunstancias jamás. Es el técnico de mi equipo y cuenta con mi apoyo porque todavía no ha podido hacer nada, pero no le voy a sumar puntos por sus ruedas de prensa. No me vale que no soporte perder o que abronque a quien erra, eso puedo hacerlo yo, quiero que lo haga de una manera que suponga mejora y resultados. A partir del lunes empezaré a juzgar. Será pronto y acaso injusto, pero esas eran las condiciones del trabajo. Él no sólo lo ha aceptado sino que ha querido transmitirnos que lo entiende y que se siente plenamente capacitado. Veremos.
Igual hay sorpresa en Mendizorroza. O en el siguiente. O en el siguiente. Pero por Dios, lo de ayer fue un esperpento más. El Betis con varios chavales nos ganó sin forzar. Si llegan a necesitar darse un gusto al cuerpo, como lo necesitaban el Madrid o la Real, nos pinta la cara como quiere.